miércoles, 5 de junio de 2013

Primer Libro de los Reyes 17,17-24.

Sucedió después que el hijo de la dueña de casa cayó enfermo; su enfermedad empeoró y exhaló el último suspiro.

Entonces ella dijo a Elías: «¿Por qué te has metido en mi vida, hombre de Dios? ¿Has venido a mi casa para poner delante de Dios todas mis faltas y para hacer morir a mi hijo?»

Le respondió: «Dame a tu hijo». Elías lo tomó de los brazos de esa mujer, subió al cuarto de arriba, donde se alojaba, y lo acostó en su cama.

Luego invocó a Yavé: «Yavé, Dios mío, dijo, ¿harás que recaiga la desgracia aun sobre esta viuda que me aloja, haciendo que muera su hijo?»

Entonces se tendió tres veces sobre el niño e invocó a Yavé: «Yavé, Dios mío, devuélvele a este niño el soplo de vida».


Yavé oyó la súplica de Elías y le volvió al niño la respiración: ¡estaba vivo!

Elías tomó al niño, lo bajó del cuarto alto a la casa y se lo devolvió a su madre. Elías le dijo: «Mira, tu hijo está vivo».

Entonces la mujer dijo a Elías: «¡Ahora sé que tú eres un hombre de Dios y cuando tú dices la palabra de Dios, es verdad!»

Palabra de Dios





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