miércoles, 5 de junio de 2013

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 7,11-17.

Jesús se dirigió poco después a un pueblo llamado Naín, y con él iban sus discípulos y un buen número de personas.

Cuando llegó a la puerta del pueblo, sacaban a enterrar a un muerto: era el hijo único de su madre, que era viuda, y mucha gente del pueblo la acompañaba.


Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: «No llores.»

Después se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron. Dijo Jesús entonces: «Joven, yo te lo mando, levántate.»

 Se incorporó el muerto inmediatamente y se puso a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre.

Un santo temor se apoderó de todos y alababan a Dios, diciendo: «Es un gran profeta el que nos ha llegado. Dios ha visitado a su pueblo.»
Lo mismo se rumoreaba de él en todo el país judío y en sus alrededores.


Palabra del Señor




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