Lectura de la carta a los Hebreos (4,14-16;5,7-9):
Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios.
Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios.
No tenemos un 
sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que
 ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado.
 Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar
 misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente. 
Cristo, 
en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó 
oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su 
angustia fue escuchado. 
Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a 
obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los 
que le obedecen en autor de salvación eterna.
Palabra de Dios
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