domingo, 28 de abril de 2013

Segunda lectura
Lectura del libro del Apocalipsis (21,10-14.21-23):

El ángel me transportó en éxtasis a un monte altísimo, y me enseñó la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, enviada por Dios, trayendo la gloria de Dios.
 
Brillaba como una piedra preciosa, como jaspe traslúcido. Tenía una muralla grande y alta y doce puertas custodiadas por doce ángeles, con doce nombres grabados: los nombres de las tribus de Israel.
 
A oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, y a occidente tres puertas.
 
La muralla tenía doce basamentos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero.
 
Santuario no vi ninguno, porque es su santuario el Señor Dios todopoderoso y el Cordero.
 
La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbre, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero.

Palabra de Dios

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