miércoles, 3 de abril de 2013

Lectura del libro del Apocalipsis 1,9-11a. 12-13. 17-19


Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la constancia en

Jesús, estaba desterrado en la isla de Patmos, por haber predicado la palabra de Dios, y haber dado

testimonio de Jesús.

Un domingo caí en éxtasis y oí a mis espaldas una voz potente que decía: «Lo que veas

escríbelo en un libro, y envíaselo a las siete Iglesias de Asia». Me volví a ver quién me hablaba, y,

al volverme, vi siete candelabros de oro, y en medio de ellos una figura humana, vestida de larga

túnica, con un cinturón de oro a la altura del pecho. Al verla, caí a sus pies como muerto.

Él puso la mano derecha sobre mí y dijo:

- No temas: Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto y, ya ves, vivo

por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la Muerte y del Infierno. Escribe, pues, lo que veas:

lo que está sucediendo y lo que ha de suceder más tarde.

 

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