Lectura de la
carta a los Hebreos 1, 1-6
En distintas ocasiones y de muchas maneras
habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa
final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por
medio del cual ha ido realizando las edades del mundo.
Él es reflejo de su gloria, impronta de su
ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa.
Y, habiendo realizado la
purificación de los pecados, está sentado a la derecha de su majestad en las
alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más sublime es el nombre
que ha heredado.
Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: "Hijo mío
eres tú, hoy te he engendrado", o: "Yo seré para él un padre, y el será para mi
un hijo?" Y en otro pasaje, al introducir en el mundo al primogénito, dice:
"Adórenlo todos los ángeles de Dios."
Palabra de Dios.
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